Valientes y cobardes. (Actrices, redes sociales y premios)

Este texto es sobre los actores y las redes sociales; sobre los premios y el arte.
No hay aquí una propuesta, ni una idea de cómo “deberían” de ser las cosas. Lo único que se puede encontrar, si acaso, es la descripción de un estado de cosas que no me acaba de gustar.
Las redes sociales permiten que las personas diseñemos una “Persona”, que mostremos ciertas cosas y ocultemos otras, dependiendo de la imagen que queremos que los demás se hagan de nosotros. No tiene mucho sentido criticar que la gente no se muestre “tal cual es”, porque los humanos no somos de una sola manera, somos de muchas, dependiendo de la situación y el mes del año, de nuestro estado de ánimo y del clima. Lo que me parece interesante es que en las redes sociales cristalizan de manera muy condensada algunas aspiraciones que tenemos y eso revela una verdad muy profunda.
Hasta aquí todo fine.
El problema viene, a mi entender, porque las redes sociales promueven una sola manera de ser en el mundo, una que está regida por el imperio de los likes: la aprobación ajena es la paz.
Dicen que hubo un tiempo en que las artistas (los actores) buscaban oponerse a una sociedad con la que estaban en desacuerdo, pintar una raya y tomar distancia; hoy por el contrario, la intención es ser aceptadas, a costa de lo que sea.
El lenguaje construye mundo. Hablamos de una u otra manera y eso define nuestra experiencia, nuestra vida. Desde hace no tanto se ha extendido un lenguaje entre las actrices (aunque no es privativo de este oficio) en el que la experiencia vital se piensa como una serie de retos que están por cumplirse o se acaban de concluir. Las redes sociales como espacio para “compartir” los desafíos por enfrentar o agradecer a todas las personas que hicieron posible que esa meta se conquistara.
Queridas y queridos amigos, el día de hoy no tengo más que gratitud para ustedes, para mi familia y para toda la gente que me ha apoyado o influenciado con su trabajo y su vida. Soy tremendamente afortunado de estar vivo y haciendo lo que deseo, jamás imaginé esto. De mi parte, quisiera obsequiarles un trabajo que me transformó….
Agradecidísima y feliz de comenzar con esta colaboración. No hay como trabajar con gente que amas y que se apasiona por lo que hace…
Esta semana estrené una ópera, di función de dos obras de teatro, continué ensayos, tuve lectura de guión de una serie y les preparé el desayuno a mis hijos.
Pero ¿querías ser actor verdad?
Todo esto acompañado por hashtags que refuerzan y/o sintetizan el discurso:
#Actress #lovemywork #proyectosdelosbuenos #tvseries #contodalaactitud #actuaresmipasion #Agradecimiento #onfire #lossueñossecumplen #check #foodformysoul #viajar #amigosqueadmiras #agendallena
Hasta otros más simples que nos ayudan a localizar el lugar en donde sucede la acción:
Es un tono de orgullo muy parecido al que se usa en los Óscares cuando se recibe un premio, me parece problemático que ese tono se haya vuelto la manera hegemónica en la que nos narramos, nos comunicamos, nos pensamos.
Siempre me pareció un poco raro el momento en el que alguien comienza a hablar a sus amigos o conocidos o lo que sea que tenga en las redes, como si de un club de fanáticos se tratase, como si esos otros hubieran dejado de ser personas para convertirse en una masa ansiosa por conocer los últimos movimientos del susodicho.
No les puedo contar todavía pero quiero que sepan que algo muy grande se está concretando. Los sueños se cumplen!!! Pronto más noticias…
Preparando sorpresas, aquí con mi nuevo director cocinando no solo este delicioso mole sino un proyecto que es un reto enorme para tod@s los que participaremos…
Han sido semanas de trabajo exhaustivo, en donde en varias ocasiones he estado apunto de tirar la toalla. Pero luego recuerdo lo afortunada que soy de estar aquí y me levanto para seguirle. Quedan pocos días para el estreno. Manden fuerzas!
Y así el lenguaje y así la vida y así nos va.
¿No será necesario dejar de pensar la vida como desafíos a cumplir, montañas a escalar? ¿No será que el Arte (en caso de que ese siga siendo un fin) no tiene nada que ver con cumplir metas, correr maratones o tomar gatorade?
Hace no mucho me enteré por buenas amigas, que existen personas cuyo trabajo consiste en conseguirles “alfombras rojas” a los actores; es decir que estos últimos pagan para ser “invitados” a los estrenos, develaciones de placas o eventos varios en los que presumiblemente habrá “prensa”. Los actores asisten a la premiere y posan frente al ¿banner? y alguien les toma una foto que va a dar a sus redes sociales en donde proyectan una imagen de “éxito” de estar en “el medio”, de pertenecer, no vaya usted a creer… En el mejor de los casos la foto va a dar a una revista ¿todavía existen? en donde se dirá: fulanito de tal acudió a…
¿No es perverso? Alguien cobra para conseguir que una persona entre a un lugar al que no estaría invitado, pero al que, esa otra, quiere pertenecer. No está mal querer formar parte de algo, mucho menos cuando alguien es joven y está buscando su manera de estar en la profesión, pero la pregunta es ¿a qué? ¿de qué manera? y ¿cuál es el fin último?
¿Qué es un premio? ¿Quién da los premios? ¿Cuál es la idea que hay detrás? ¿Premiar un cierto tipo de teatro? ¿Erigirse como referente dentro del gremio? ¿Compartir apreciaciones? ¿De aquí a Hollywood o de regreso? ¿Convertir la Ciudad de México en Nueva York? ¿Generar un espacio para el intercambio? ¿Reconocernos los que hacemos cine? ¿Hacer amigos? ¿Qué premios me gustan? ¿Tenemos coincidencias con la visión del teatro de los que los otorgan? ¿Junto a qué artistas quiero estar? ¿Nos interesa tanto twitter? ¿Nos importa que nos premie el público? ¿Quién es ese tal Chumel Torres?
En últimas fechas han proliferado una cantidad enorme de premios teatrales y cinematográficos. Las más diversas asociaciones dan su veredicto sobre lo que es mejor, sobre lo que hay que ver, sobre lo que no nos podemos perder. Creo que es muy positivo que se generen nuevos espacios de legitimación, nuevos referentes de validación, pero pienso que sería importante que las actrices nos posicionáramos de manera crítica frente a éstas iniciativas.
A los premios deberíamos de darles importancia en la medida en que representen algún tipo de idea coincidente con nuestra visión de la profesión. Hay premios que a mi me encantaría recibir porque considero que quienes los han ganado son artistas importantes, porque me gustaría pertenecer a ese grupo; desde luego que hay otros premios que no me interesan.
Ya se que Wilde decía algo así como, “no me importan los premios pero si alguien tiene que ganarlos, prefiero ser yo”. Aunque mi abuela respondía: tampoco hay que exagerar… tantita madre.
Creo que la proliferación de premios obedece a la necesidad que existe de ser premiados. Hay una demanda: recibir premios y se genera una oferta: otorgarlos. A mi parecer el hambre por los premios está devorando la importancia de lo premiado (una trayectoria, una obra artística o lo que sea). Cada vez parece que importa menos quién nos premie ni por lo que se nos premie, lo que importa es presumir el premio. Y así todo se convierte en una simulación: unos hacen como que les importa y otros se sienten importantes y en medio de posts en las redes lo insignificante acaba teniendo un lugar y la banalidad avanza como en aquel programa de televisión lo hacía la ignorancia.
Quiero ser muy claro: no estoy diciendo que los premios sean malos per se.
Los premios y las redes están fomentando el despliegue de narrativas de “éxito y superación personal” que se han vuelto mandato en los tiempos que corren. Pienso que los artistas, las actrices, podríamos resistir a lo que la inercia impone, podríamos intentar poner reglas propias, maneras nuestras de afrontar la arena pública.
Conservar las pretensiones artísticas implicará tomarnos con seriedad lo que queremos hacer, implicará construir maneras de narrarnos que escapen a la banalidad de un sistema que todo lo vuelve likes. Una artista puede ser como ella quiera, puede ser de millones de formas, pero estoy convencido que no se puede hacer Arte mientras se mendiga la aprobación de los demás.
Gabino Rodríguez.
