PÍDEME UN DESEO

Nicolás
Con Nicolás Pereda tengo una amistad muy parecida a un amor. Para mí es algo excepcional, porque no es fácil amar a otros hombres siendo uno de ellos. Nuestra relación ha sido de trabajo y de recreo, pero como en muchos vínculos después de los treinta, ha sido el hacer proyectos juntos lo que le ha dado constancia a la amistad. Hace 17 años hicimos una película «¿Dónde están sus historias?» y a a partir de ahí hemos seguido haciendo cosas. Muchas. Casi siempre él dirige y yo actúo. Ha sido a lo largo de esta colaboración que entendí lo que a mi me gusta de actuar en el cine: pensar en lo que estamos haciendo, proponer, escribir, improvisar, inventar, pensar el lenguaje, articular ideas. Entendí mis deseos.
Entre película y película hablamos de cosas, de nuestras vidas y de lo que vemos y pensamos. Normal. A él no le gusta admitirlo pero le he introducido a varios novelistas, entre ellos Cesar Aira.
Aladino
Aira tiene una conferencia sobre el realismo y ahí habla sobre Aladino, ese cuento anónimo en el que se narra la historia de un muchacho muy pobre que vive con su madre; y que por vueltas del destino acaba encerrado en una cueva con una lámpara maravillosa. Al verse solo en la oscuridad de la gruta se pone a llorar. Sus lágrimas caen sobre la lámpara y cuando usa su manga para limpiarla, la frota y aparece un genio. Éste le dice que puede pedir un deseo y Aladino pide volver a su casa. Se le concede.
Tiempo después, Aladino y su madre no tienen qué comer, él se acuerda de la lampara y la frota y aparece el genio y se ofrece a concederle un deseo y Aladino pide una gran cena y entonces aparece una mesa servida con los más exquisitos manjares. Madre e hijo comen hasta saciarse. Pero a los pocos días vuelven a tener hambre y vuelven a frotar la lámpara y vuelven a pedir una cena…. y así una y otra vez. Los lectores nos desesperamos de que Aladino no pida algo que resuelva su problema de manera permanente: mil vacas o un reino o monedas de oro. Nos enoja que no desee lo mismo que nosotros desearíamos.
Lázaro de Noche.
Nicolás se interesó mucho por la interpretación de Aira y decidió incluir el cuento de Aladino en una película que se compone de tres partes.
En la primera asistimos a los enredos de un triangulo amoroso entre dos actores y una actriz (Luisa Pardo, Francisco Barreiro y yo). En la segunda, vemos a los mismos personajes, años atrás, en un taller literario en el que se conocieron. La maestra (Clarissa Malheiros) menciona un ejercicio muy logrado que Francisco escribió en el taller: una adaptación de Aladino. En la tercera parte vemos la historia de Aladino, en la que madre (Teresita Sánchez) e hijo viven en la punta de un cerro, en la pobreza. Frotan la lámpara y el genio se les aparece y les concede cenas que una vez terminadas les vuelven a dejar con hambre.
La película se llama “Lázaro de noche” y se estrenó en 2024. Éste es un still que se usó como poster promocional, la foto pertenece a la tercera parte, la de Aladino.
Los memes
Hace unas semanas se puso de moda una plantilla de memes creados con inteligencia artificial que funcionan a partir de crear frases con doble sentido. Se muestra la imagen de alguien en una situación absurda con la frase: “yo con (…) porqué el genio malinterpetó mi deseo”. Las imágenes tienen el estilo de pinturas antiguas, mientras que las frases usan un lenguaje actual.
La gracia está en que la persona que pide el deseo obtiene algo que no es lo que esperaba.
En el fondo es lo opuesto al cuento de Aladino, en donde el genio cumple exactamente lo que Aladino le pide, aquí el «culpable» de que no se obtenga lo que se desea es el genio. Hay un responsable de nuestra situación que no somos nosotrxs mismos. Nada más a doc con nuestra época que responsabilizar a alguien más de lo que nos pasa. Una época en la que pasamos de reconocer condiciones sistémicas que no son nuestra responsabilidad a no poder hacernos cargo de nada…. ni de nuestros deseos
Neoliberalismo
Durante décadas, desde la izquierda se levantó una crítica feroz al modelo neoliberal. Se denunció, con razón, cómo los tratados de libre comercio erosionaban las soberanías nacionales, precarizaban el trabajo y subordinaban lo público a los vaivenes de los mercados globales. Agrietar el consenso neoliberal no solo era deseable, era urgente. Pero cuando Donald Trump reformula la estrategia económica estadounidense imponiendo aranceles, medidas proteccionistas y un discurso de repliegue nacional en clara contraposición a la agenda neoliberal, nos quedamos paralizados. El bando desde el que se impugna el modelo nos desconcierta. Nos descubrimos nostálgicos, frente a un pasado reciente que apenas ayer combatíamos. De pronto, lo que parecía un horizonte deseable —el fin del neoliberalismo globalizante— se convierte en una amenaza, porque quien lo lleva adelante no es portador de un proyecto emancipador, sino de uno autoritario, excluyente y reaccionario. En lugar de celebrar la fractura del modelo neoliberal, nos aferramos a sus vestigios.
Chalecos
Cuidado con lo que deseas porque se te puede hacer realidad dicen que decían las abuelas. En los años 80s la artista Jenny Holzer usó la frase «Protect me from what I want» como parte de su proyecto «Messages to the public», que consistía en desplegar mensajes sobre pantallas led en el espacio público. La banda Placebo compuso una canción en 2003 con ese mismo título y en 2009 St Vincent sacó la canción «Save me from what i want». El deseo como fuerza ambigua, incluso autodestructiva es un asunto cada vez más presente en nuestra sociedad. Si no nos podemos fiar de nuestro deseo de qué sí, en qué confiamos sino podemos confiar en nosotrxs mismxs ¿en quién sí?. Hace poco Rosalia fue vista con una camiseta con la frase de Holzer antes de asistir a la gala del MET. ¿Qué desean los que parecen tenerlo todo?
Sexualidad
Es archisabido que el deseo no es algo natural, que se construye socialmente y se moldea ideológicamente. Se entrena desde la infancia, se afina con imágenes, narrativas, jerarquías y modelos. Y sin embargo, a pesar de saber todo esto, es casi imposible convencernos de que no deseamos lo que deseamos. Nos gustan ciertas personas, ciertos cuerpos. ¿Es posible desmontar esos sesgos y desear de la misma manera a personas que hoy no nos parecen deseables? ¿Estamos dispuestxs a, en un campo tan íntimo como el de la sexualidad, a abrirnos a otras prácticas con otrxs cuerpxs? ¿Cuantxs de nosotrxs nos hemos planteado seriamente tener una relación romántica con una persona con alguna discapacidad? Porque como decía la maestra: «todo mundo anda con el discursito para arriba y para abajo pero acaban metiendo a su cama lo más hegemónico que pueden conseguir».
Cambios extraños
En Toy Story (1995) Woody canta la canción «Cambios extraños» cuando llega Buzz y se siente desplazado. El vaquero observa como la atención de Andy (el niño) cambió y ahora padece el desequilibrio emocional que genera el deseo no correspondido. Creo que hoy todos somos un por Woody, buscando atención y validación en las redes. En entramados de relaciones cada vez más efímeras y sustituibles. En una lucha sin cuartel por definir nuestra identidad y por vivir «experiencias» y que a la gente «le gusten». Por recuperar un paraíso perdido cada vez más difuso o directamente inexistente y esas ganas de salir con un cartel de cartón como el tipo de internet con la frase: Make my life great again. 1
Pedir
No es fácil definir lo que deseamos. Muchas veces pensamos y decimos que queremos algo mientras que nuestras acciones van en dirección opuesta. No saber lo que deseamos es quizá un síntoma de nuestro tiempo. Desear todo sin saber pedir nada. Un deseo difuso de fama, fortuna, dinero, campo y ciudad, paz, glamour, sencillez, Bumble y amor a la antiguita, frivolidad y espiritualidad. Todo junto in discernible en la pantalla del celular (nuestro espejo y confidente). Deseamos tanto que no sabemos que deseamos. Y muchxs nos hemos hemos acostumbrado a articular nuestros deseos en negativo (no quiero esto… no quiero aquello) confiando en que muchos «no» acabarán por formar algún «sí». Pero no siempre es así… Tal vez para eso nos puedan servir estos tiempos oscuros de nuevas derechas y tecnologías de control, para preguntarnos qué le solicitaremos al genio una vez que se nos aparezca y nos diga: pídeme un deseo.
Lázaro G. Rodríguez