AGOSTO 2024 – AGOSTO 2026
El 20 julio fuimos a la basílica de Guadalupe.
En el complejo hay un edificio que se llama “Sala de juramentos”,
al entrar uno siente que está en un salón de clases
personas de todas las edades escriben en silencio,
como si resolvieran un examen frente a Dios.
Un cura, a lo lejos, me miró y me extendió un papel,
me acerqué y lo tomé.
Ahí entendí.
El papel se titula “Testimonio de juramento” y es una estructura para escribir un juramento.
La idea es hacer un compromiso frente a Dios.
Me senté con el papel entre mis dedos y cerré los ojos.
No juré nada, no supe que jurar,
me guardé el papel en la cartera y salí.
Durante varios días me acompañó la pregunta:
¿Qué podría jurar yo y frente a quién?
Dos semanas después íbamos rumbo a San Diego, California.
Por casualidad (en caso de que las casualidades existan)
paramos a poner gasolina en National City,
me acordé que fue ahí donde nació y creció John Baldessari.
Al abrir mi cartera para pagar, vi el juramento y supe que había llegado el momento.
Había hecho, sin darme cuenta, una peregrinación a la ciudad del hombre
que en una pieza se comprometió diciendo:
I will not make any more boring art.
Testimonio de juramento
Por ello, Dios mío, sabiendo que eres todo bondad. Hoy he venido a esta tu casa, para hacer solemnemente mi juramento que es promesa y alianza contigo,
una decisión muy importante en mi vida. Así, ante ante ti, con humildad y lleno de arrepentimiento, elevo mi súplica, diciéndote:
Yo no haré más arte aburrido
Consciente de lo que hago, mediante este juramento, prometo firmemente ante ti, Dios todopoderoso y ante mi tierna madre Santa María de Guadalupe Reina de la Paz.
Durante el tiempo de dos años lo hago por mi bien, con el fin de recuperar mi salud física y espiritual, por procurar el bien de mi familia, y para conservar la armonía en mi trabajo, escuela o comunidad. Que Nuestro Señor, Jesucristo, mi hermano y amigo, quien tanto me amó que se entregó la muerte de cruz, por mí, me acompañe siempre en el camino para cumplir fielmente mi juramento, y así, con la fuerza del espíritu Santo, caminar seguro hacia la santidad, venciendo los vicios, producto del pecado, para ser un buen cristiano católico. Que así sea!
A 27 de agosto del 2024.
Lázaro G. Rodríguez