NO QUEREMOS NI JUSTICIA NI VERDAD LES ROGAMOS PIEDAD

1

 


 

 Ceci Flores es un madre buscadora de Sonora.
 

¿En qué momento se hizo habitual la frase “madre buscadora”?

Hace unos meses publicó este tweet:

 

La frase arrasa: no queremos ni justicia ni verdad, les rogamos piedad.

Ceci hace uso de la tercera acepción de la piedad:

3. f. Lástima, misericordia, conmiseración..

Después de años de exigir a las autoridades que cumplan con su responsabilidad sin obtener resultados, ahora les pide a los criminales, a quienes reconoce como los únicos interlocutores con capacidad de acción, que se toquen el corazón.

Frente al desgobierno que vivimos en México ahora parece que la solución de las víctimas es encomendarse a los criminales.

(Algo similar fue la carta de las mujeres indigenas de Jalisco dirigida al Mencho, lider del CJNG . https://www.infobae.com/mexico/2024/01/16/mujeres-wixaritari-piden-ayuda-a-el-mencho-para-ponerle-un-alto-a-el-rojo-jefe-de-plaza-del-cjng-cortale-la-cabeza/)

La vida en el desamparo, la vida pidiendo piedad.

2

La piedad (Pietá) es un tema muy recurrente en las artes. Cristo yace muerto en los brazos de la virgen, su madre.
La imagen a veces se representa al pie de la cruz, otras veces en el trayecto o frente al sepulcro. Pero el acento está en el cuerpo inerte del crucificado descansando en los brazos de su madre, que lo sostiene como a un niño.

La piedad se parece a otro tema, “el llanto sobre el cuerpo de Cristo muerto”, pero en éste, el cadáver está depositado sobre un sudario o sobre la piedra de la unción, en cambio en la piedad son los brazos los que le sostienen.

Es un tema que ha sido trabajado por quien se nos ocurra: Boticelli, Tintoretto, Miguel Ángel, Mantegna, Van Dyck, Rubens, Caravaggio, Rafael Sanzio, y miles más.

La imagen representa el que se dice es el dolor más grande: el de una madre que pierde a su hijo, es puro presente, de ahí la advocación de “la virgen de los dolores” o la dolorosa.

En las imágenes de la piedad, la madre rara vez está sola con el cuerpo, normalmente se encuentra rodeada por un grupo de personas que acompañan su dolor y lo comparten.

Hoy, visto desde un país con más de 110,000 desaparecidos, parecería que las personas que acompañan la escena somos nosotrxs, a quienes lo único que nos queda es acompañar el sufrimiento de las madres. Aunque, aquí y ahora, la imagen nos parece también una promesa de consuelo, porque asistimos al momento donde inicia el largo proceso del duelo, una vez que se ha constatado la muerte del hijo.

Ceci Flores pide piedad, y es lo que tantas madres llevan años buscando, sin que el Estado haga lo suficiente, exigen, piden o suplican por la posibilidad de constatar la muerte, llorarle a un cuerpo y empezar la resignación. Volverse piedad.

 

 

 

 

 

 

 

 3



Llevamos meses viendo las imágenes terribles de la invasión militar a Gaza. Meses con los teléfonos estallados de imágenes terribles.
La guerra en nuestros tiempos es la omnipresencia de la impotencia. Millones de personas miramos desde nuestras pantallas y nos convertimos en la imagen misma de la parálisis. El abismo entre lo que queremos y lo que podemos. Nos dolemos a nuestra manera, nos desbordamos de sentimientos que no podemos expresar más que acariciando suavemente la superficie del celular.
 

Enojo, indignación, desasosiego. Es tanto el desamparo , la tristeza y la rabia. La desesperación por querer que prive el sentido común, el respeto a la vida, algún valor más allá del odio y el miedo.

Y no faltan los obtusos que defienden lo que hizo Hamás, ni el reverso que son quienes creen que la respuesta de Israel es una legítima defensa. Dos grupos terroristas: una milicia y un Estado. El Estado tiene más poder militar y ha matado a casi 30000 personas, la gran mayoría civiles. En los ataques del 7 de octubre la milicia asesinó a casi 1200 personas, la gran mayoría civiles.

 
Supongo que cualquier conflicto puede ser muy complejo, pero hay una parte que es simple y no depende de nada más que de ciertos valores:

Se condena sin titubeos a quien mata niñxs y ancianxs. Es imperdonable atacar a quien no tiene armas. No se atacan hospitales. No se deja sin agua, alimentos ni medicinas a las personas. No se mata a periodistas. Por más legítima que sea tu causa no puedes desplazar a más de un millón de personas y considerar daños colaterales las vidas de 5000 niñxs.  El derecho internacional impone reglas en la guerra y estamos viendo como se rompen todas.

Una mujer clama:

“Gaza ha quedado completamente destruida. Tengan piedad de nosotros».

(https://www.bbc.com/mundo/articles/cw82x7zvv7vo),

 

 


 

 

Una madre implora piedad y lo que vemos es que hay tantos que no quieren detener la barbarie, que los intereses o la culpa de los países es tan grande que están tirando por la borda todo lo que defendieron durante años. Fuera máscaras. Y sepan que cuando acabe esto Israel, Alemania, EUA, Italia, Reino Unido etc serán estados parias, que nunca vamos a olvidar lo que hicieron ni lo que dejaron de hacer..

Maldigo a quien no se conmueve por el sufrimiento ajeno, a quien lo justifica a quien no le parece que el inmediato cese al fuego sea un acto inaplazable de humanidad.

Pero por más que maldecimos, nos sentimos en esa extraña soledad que nos produce la aparente comunicación. Estamos agotados de confundir los votos con los likes, el poder con el gobierno, el odio con el cuidado.No sabemos como presionar a los poderosos. Ni a los que gobiernan ni a los que financian.
Sentimos una terrible incapacidad de traducir lo que pensamos en acciones. Tenemos un rechazo a lo cosmético. Vivimos con la impotencia de no poder contrarrestar las muertes violentas, de no poder dar consuelo a tanto sufrimiento desatado. Si acaso, conseguimos encomendarnos a alguien o a algo, como si fuera un largo regreso a la religión.

 Hoy pedimos piedad, pero mañana será otra cosa.



Lázaro G. Rodríguez

Deja un comentario