Un objeto siempre es más que un objeto

 

 

 

En el kilómetro 200 de la autovía del nordeste,
a mitad de camino entre Zaragoza y Madrid,
se encuentra el restaurante el Vergel.
La página www.truckfly.com le da 2.7 de 5 estrellas.
Paramos a comer ahí a mitad de la noche.
El trailer en el que viajamos ha recorrido casi 1300 kilometros
en las últimas 18 horas y
planeamos avanzar 300 más antes de parar a dormir.
 
La comida es buena a secas, el lugar limpio y sin mucho encanto.
Un lugar de paso: “sin alma”.

Antes de irnos me acerqué a la máquina de cigarros para comprar una cajetilla.
Me sorprendió la fotografía que la adornaba.

 

 

¿Es un descuido o un mensaje?

Le pregunté a la camarera que cuánto tiempo llevaba esa maquina con esa foto.

“Las cambian pero siempre ponen la misma imagen de los edificios.”



En un costado de la maquina estaba la información del proveedor 

Escribí un correo y pedí hablar con el responsable de diseño 
Me dieron un número de teléfono +346115490XX.
Así conocí a Carlos Saaverdra.
Un arquitecto que se dedica a un poco de todo. 


Desde hace muchos años se encarga de las fotografías que adornan las maquina expendedoras de cigarros.
Es una empresa familiar.

Le pregunté por qué usaba la imagen de unos edificios que ya no existían.



Me contó que tiene familia en Ecuador,
que su prima Andrea vivía en Nueva York trabajaba en las Torres Gemelas.


Fue una de las 2996 víctimas mortales de los atentados
el 11 de septiembre de 2001.


El cuerpo de Andrea nunca fue encontrado.


Me contó que su prima tiene una tumba simbólica 
en el memorial de la «zona cero» en el sur de Manhattan 
 y también hay una placa en su memoria en la casa de su abuela en Tungurahua, Ecuador.
 

Carlos me dijo que cada maquina de cigarros es un monumento para su prima.
Ahora tiene 27 máquinas para recordarla y honrarla.

 

 

 

 

Lázaro Gabino Rodríguez

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