PARÍS (I-III)

I
Estaba parada viendo el río, miraba hacia el río sin ver nada. La mirada perdida hacia algún lugar lejos de aquel puente desde el que veía hacía el río sin mirar nada. Después de un rato se inclinó y empezó a meter una pequeña llave en los candados que están sostenidos sobre el barandal del puente. La metía e intentaba girarla, probaba suerte. Algunos nos deteníamos a mirarla, otros ni eso. Me llamó la atención el sistema que usaba para probar en todos los candados: amarraba estambres en líneas verticales y horizontales a lo largo y ancho del barandal del puente, generando una cuadricula que iba recorriendo sistemáticamente de izquierda a derecha y de arriba a abajo.
Me quedé observándola un par de horas. Era japonesa o coreana o china. Cuando se metió el sol, vi como recogía los estambres. medía con una cinta métrica el lugar donde había parado, marcaba con un plumón de aceite el piso y se echaba a caminar rumbo a Chatelet.
La seguí.
En el metro le pregunté la hora y amablemente me la dio. Me di cuenta que hablaba inglés. Le pregunté qué hacia en el río y me contó lo siguiente:
– Hace 5 meses conocí a Ryu. Ahora es mi novio. Yo llevaba muchos años sin tener pareja y con Ryu me he sentido inmensamente feliz. Nos entendemos muy bien. Al principio yo estaba escéptica porque no confiaba mucho en la gente de Tinder, pero muy pronto me enamoré y me di cuenta que él es muy especial. El también está enamorado de mi, lo se. Pero hay una cosa que empezó como una tos y poco a poco me ha impedido respirar: él tuvo una relación antes de concoerme, una relación que duró varios años y, aunque nunca me ha dicho nada, yo se que fue muy bonita. No se cómo ni por qué terminaron, tampoco quiero enterarme. Ellos viajaron a París y dejaron un candado en el puente de «Pont des Arts”, sobre el Sena. Desde que supe eso no he podido dejar de pensar en el candado. Me invade. Al principio fue sutil, pero después no pude dejar de pensar en eso, ni un día. Se volvió omnipresente. En algún momento le dije a Ryu lo que sentía, él me dijo que eso era cosa del pasado, intento tranquilizarme. Pero yo no podía seguir amándolo sabiendo que el candado estaba ahí. El se daba cuenta de que yo luchaba contra ese sentimiento y también de que no conseguía avanzar mucho. Un día me dijo que tenía la llave de repuesto de ese candado (la original descansa en el fondo del río) que si me hacía sentir mejor me la podía dar. Le dije que si. No se acordaba del lugar donde habían puesto el candado ni de exactamente como era. Solo me dijo que estaba en el puente de «Pont des Arts» En cuanto tuve una semana libre tomé un avión a París. Tengo 6 días para encontrar el candado. El puente mide 19 metros de largo. De los dos lados hay candados así que son 38 metros. Necesito recorrer 6.33 metros por día. Hoy fue el segundo día, voy en tiempo.
– ¿Y qué crees que va a pasar cuando encuentres el candado?
– Voy a descansar.
II
En el avión vi la película de «Una noche en el museo 3”. Cuando termino sentí una inquietud muy grande.
Días después fui al Museo de historia natural de la ciudad de París. En cuanto entré vi una enorme ballena, me quedé atónito. Pero mi mayor sorpresa vino después, cuando comencé a sentir que los animales se movían.
III
La revista Libre (revista de crítica literaria) se editó en París, 1971-1972. Se editaba en aquella ciudad pero era completamente en castellano. Este proyecto cobra relevancia histórica por haber agrupado a muchos de los más notables intelectuales iberoamericanos de la época y por proclamarse no sólo como una revista de crítica literaria, sino como un proyecto de identidad política. Desde un principio se denominó anticapitalista y se alineaba con el cambio revolucionario.
Mi interés en esta revista proviene de que fue en sus páginas, en donde se suscitó la discusión sobre el «caso Padilla” que dividió para siempre a la intelectualidad latinoamericana. Por un lado estaban los que condenaban ciertas prácticas de la revolución cubana (Mario Vargas Llosa, Octavio Paz, Carlos Fuentes, Juan Goytisolo) y por el otro los que justificaban todos los (hoy ampliamente documentados) atropellos del régimen Castrista (García Marquez, Julio Cortazar). Esta división entre intelectuales de “derecha» y de “izquierda” perdura hasta nuestros días.
Desde mi punto de vista, la manera en la que hemos tomado esa herencia, ha contribuido como pocas cosas a la simplificación de las ideas, las adhesiones irrestrictas, los enemigos por metonimia, etc. La izquierda y la derecha se han desdibujado por su incapacidad de debatir de manera fuerte y frontal, como sí se hizo en la revista Libre. Ahora estamos más acostumbrados a una discusión en paralelo,es decir que nunca se toca, a monólogos interminables, a predicarle al coro.
La oficina editorial se encontraba en el número 26 de la rue de Bievre. Fui a buscarla, quería ver el edificio y la calle, imaginar aquellos años. Al llegar, me llamó la atención la replica de una escultura que se colocó a unos metros de la entrada de dicha oficina. Es una replica de la famosa escultura que se encuentra en Brujas, Bélgica y que realizó el escultor Hans Van Der Berghe. Una pequeña placa dice que fue colocada en 1973.
¿Quién y por qué habrá decidido ponerla ahí? ¿Tendrá algo que ver con la revista Libre?
Gabino Rodríguez.
(Nada es mío todo es robado)