THE ACT OF KILLING A NOSOTROS LOS NOBLES

A mi ahijado, Matías Pereda
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The Act of killing.
Este documental filmado en Indonesia, cuenta la historia de cómo ciertos personajes que participaron en las matanzas de comunistas a mediados de los años sesenta, forman parte de una película de ficción; lo que vemos son fragmentos de la película que realizan y entrevistas que nos van develando la situación política de aquel país.
La película, a mi entender, tiene tres capas:
En la primera observamos fragmentos de una película, con una estética marcadamente kitsch, vemos una serie de escenas que se vinculan de manera literal o metafórica con la persecución de comunistas que sucedió en Indonesia.
En segundo lugar vemos el detrás de cámaras de los protagonistas de la película. Conocemos aspectos de su vida privada, además de sus opiniones sobre la vida y la historia de su país. Es en este nivel en el que nos enteramos que los actores de la película de “ficción” (es decir de la de la primera capa), fueron asesinos de comunistas en la vida real.
En tercer lugar, se nos muestra a los protagonistas viendo la película y opinando sobre ella. Es decir, sobre la manera en la que está siendo representada la historia de la que ellos son protagonistas… en dos sentidos.
No cabe duda de la inteligencia con la que TAK fue filmada, ni de la manera en la que estas, por lo menos, tres capas se relacionan y arrojan luz unas sobre otras. La pericia narrativa, me parece, es indiscutible.
Pero podemos preguntarnos ¿Qué es está película? ¿Qué nos dice? ¿Qué nos descubre? ¿Desde dónde lo hace? y sobre todo ¿Para qué?
TAK existe porque en Indonesia la impunidad, relacionada a los crímenes que se cometieron en esa época, es absoluta. ¿Se puede hacer una película así en otro lugar del mundo? La película es posible porque, la de Indonesia, es una sociedad sin contrapesos democráticos. ¿Es Indonesia el único país donde se asesinó sistemáticamente a todo lo que oliera a comunismo? No, pero sí es el único país (del que yo tenga noticia) en el que los asesinos pueden hablar de esa manera de los crímenes que cometieron. En todos los demás, los procesos políticos han llevado a que los asesinos se tengan que esconder o disimular, simplemente, por que existe la posibilidad de que sean juzgados por sus crímenes.
La película da voz a los “ganadores”, digamos que da espacio a la versión oficial. No la trastoca, sino que nos deja oírla. Gran parte del atractivo de la película consiste en cómo nosotros (habitantes de países más democráticos) observamos la desfachatez. Nos horrorizan esos salvajes que vemos y los creadores de la película no escatiman en reforzar a cada momento nuestra convicción de lo inhumanos que son esos seres.
¿A quién le interesa esta versión? ¿Quién es la audiencia de esta película? ¿Es interesante para las personas en Indonesia? ¿No es eso el día a día para ellos?
La película en ningún momento hace el intento por explicarnos o dejarnos entrever porque llegaron a estar como están. ¿Por qué no recorrieron los pasos que otras naciones sí? ¿No fueron colonia hasta hace tres semanas? ¿Quiénes fueron Suharto y Sukarno? ¿Cómo funcionó el Partido Comunista en esa nación? ¿Cómo se explican los procesos políticos de aquel país a casi 50 años de las matanzas? ¿Qué quiere hacer The Act of Killing además de escandalizarnos?
Aquí nos quedamos frente a la posibilidad, casi infalible, en la que el documentalista occidental esgrime el argumento de que lo que él quiere es mostrar al mundo la situación, sin duda harto dramática, que se vive en ese archipiélago.
Eso sucede, y seguramente tendrá su valor.
Hasta ahí, me parece que la película es una versión harto amarillista de una situación muy delicada. Pero el problema (o así lo percibo yo por lo menos) es que la película es sobre la transformación, o la estructura así nos lo deja suponer:
Al principio de la película nos muestra al personaje en un solar, un día soleado, vestido con colores festivos y bailando. Al final de la película nos lo muestra en ese mismo lugar, de noche, vestido con colores opacos y teniendo un ataque de… algo.
TAK no funciona, estructuralmente, como una película que nos muestra una situación compleja, informándonos de las luchas que se han llevado a cabo para cambiar la situación de impunidad (algo habrá hecho alguien en ese país para tratar de que se juzguen los crímenes de esa época). No lo hace, no nos muestra nada más que la versión de los asesinos, como espectadores debemos suponer que no hay nada más ahí, tierra ignota, safari puro.
Durante las escenas en la película de ficción, en las que se muestra como los comunistas eran torturados. El actor que hace de torturado, fue en la realidad un torturador. Es en ese momento de representación cuando el personaje entiende la gravedad de lo que significa torturar y asesinar a alguien.
Tiempo después se le muestra al señor esa escena donde el actúa de torturado. Mientras ve la escena dice algo como: ahora se que sentían esas personas cuando yo las torturaba. Una voz detrás de la cámara le contesta: no, no sabes. Porque lo que ellos sentían era mucho peor, porque no estaban haciendo una película, sabían que iban a morir.
El señor se queda pensativo.
Como toda película de Disney tiene una moraleja sencilla: ponerte en los zapatos del otro cambia tu visión del mundo.
Suponemos o debemos suponer que hay un cambio en el personaje (¿por ser “documental” deberíamos decir la persona?) La película así lo plantea y está organizada así. Pero podríamos preguntarnos ¿Es eso una transformación? ¿Qué tipo de transformación? ¿Qué pasó después? La película consigue el loable objetivo de hacerle ver a un asesino que matar a cientos de personas está mal. No es poco, pero… ¿A quién le sirve esa “anagnórisis”? ¿Al asesino para ser mejor persona? ¿A los familiares de las victimas para sentirse en paz? o ¿Al director de una película para cerrar la misma?
El director encuentra una situación de extrema injusticia y actúa como cura y como juez:
Como cura, al escuchar las confesiones de los asesinos y de ahí llevarlos de la mano a la penitencia (que es representar a las víctimas en la película de ficción), para después conseguir el arrepentimiento.
Como juez, ya que él pone en escena su caso (la película entera) y utiliza las pantallas del mundo para sentenciar. Es decir, que el director concibe al cine como tribunal. Y cualquiera que haya visto más de tres películas y dos anuncios de políticos, debe saber que el cine no es un juez… justo.
TAK ha sido muy festejada por incontables artistas, a mi parecer, porque nos provee la impresión de que las películas cambian vidas. Nos deja con la tranquilidad de que lo que hacemos influye en la realidad, aunque no sepamos de que manera lo hace, aunque sea de manera meramente simbólica, aunque sepamos que es ficción.
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Nosotros los nobles.
La película nos cuenta la historia de la familia Noble. Dos hijos, una hija y un Papá viudo. En algún momento el Papá descubre lo que los espectadores descubrimos en el minuto uno: los hijos son unos inútiles. Para darles una «lección» realiza una puesta en escena para hacerles creer que ha perdido todo el dinero, los lleva a vivir a una casa “abandonada” y ahí los hijos tendrán que valerse por si mismos para ganarse el pan.
Nosotros los nobles tiene una sola capa, es una ficción cerrada donde los hechos se encadenan mediante causas y efectos. Es una película que encuentra su “gracia” en la condición de desigualdad imperante en México, los ricos van a conocer como viven los pobres y lo más bonito de todo es que descubren, poniéndose en los zapatos del otro, que los pobres no solo son personas sino que hasta pueden llegar a producir afectos: ¡I cant belive is not butter!
Sobra decir que la película no se molesta en hacer siquiera guiños a las razones que permiten tan escandalosas desigualdades en nuestro país. La narración está organizada desde el punto de vista de los Noble y los pobres son retratados como personas honradas y trabajadoras: siempre dispuestas a complacer al patrón.
No me detendré a analizar una película que su mayor “virtud” es que fue vista por muchos millones de mexicanos, al igual que las telenovelas de Televisa o el partido de las chivas.
En el elenco de la película se cuela un Dramaturgo, que sin duda es lo mejor de la cinta, por las lecturas que posibilita, pero de eso los realizadores ni se enteraron.
Lo que me sorprende del asunto, es que The act of killing y Nosotros los nobles, son películas muy similares y están unidas por la idea de que ponerse en los zapatos del otro es suficiente para transformar una situación. Cambios sin cambio, películas contra el cambio.
Gabino Rodríguez
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